6 dic 2009

Monólogo: Mi primera vez (en ir a la discoteca, cochinos)

Hace unos días, fui por primera vez a una discoteca. No es que me hiciese mucha ilusión ir, pero mis amigos empezaron a dar la lata, y acabaron convenciéndome:
-Venga, ven, que te lo vas a pasar bien
-Que no, que no, que paso.
-Venga, que así te entretienes
-¡Que no!
-Vente, que a lo mejor así ligas y todo
-Que…que estamos tardando en ir.
Así pues, esa misma noche, pillemos el coche y nos fuimos pa la discoteca. Ahora, “nunca mais”. No lo pase tan mal desde el día que me senté en las rodillas de Santa Claus, en un centro comercial, se le cayó la barba, y resulto ser el borracho del pueblo. Desde ese día, cada Navidad, dejo en la chimenea un par de botellas de whisky, para que se las lleve.
Todo empieza cuando, después de un rato de viaje, llegáis a la puerta de la discoteca, que es un sitio feo, pequeño, escandaloso, y con algo en la puerta que creías que era un armario pero que resulta ser el portero de la discoteca. Y aquí es cuando comienzas a hacer lo que ya te tiraras haciendo gran parte de la noche: esperar. Por que la cola para entrar a la disco es mas larga que la del INEM, tu te pones ahí, en la cola, pensando que eso va rápido… y una leche. Cuando llevas 25 minutos, te planteas si podrás volver a andar si consigues despertarte las piernas, que se te han dormido de tirarte tanto tiempo de pie. Al fin, llega tu turno y el de tus amigos, a ellos los dejan entrar… pero a ti te para el armario con esmoquin que tienen en la puerta.
-¿A dónde vas tu?
-Hombre, pues si te quitas de en medio, voy pa dentro…
-Con calcetines blancos aquí no se entra.
Esa es otra de las discotecas, ¿Por qué no te dejan entrar con calcetines blancos? ¿Temen que lleves heroína camuflada entre la lana? Aunque por otra parte es comprensible, por que entonces dejarías sin trabajo al camello que esta en el baño que esta esperando para ofrecerte todo tipo de pastillas. Hasta pastillas Juanola tiene el tío en el pack, que es como Doraemon, pero sin tener la cabeza como un globo aerostatico.
Nada, te toca pillar un taxi, volver a casa, cambiarte de calcetines, volver a la discoteca, y otros 25 minutos de hacer cola. Que tu ya te estas preguntando: “¿joder, cuando empieza la parte divertida?”
Pues exactamente en el momento en el que entras, por que pasas de hacer cola a bailar la conga; tienes que ir agarrantote a la gente para sortearla en un desesperado intento por llegar a la barra, y de paso a ver si localizas a tus amigos. Ahora, como seas alto, bien, por que el tipo de la barra te ve con facilidad, te pone lo que quieras, puedes localizar a tus amigos… ahora, como seas un enano como yo, chungo. La gente no te ve, el de la barra te ignora, y tus amigos pasan por tu lado y comentan “este debe de haberse ido a su casa…” ¡No, joder! ¡Estoy aquí! ¡No tengo muy claro donde, pero aquí!
Si consigues llegar a la barra sin morir en el intento, te toca pedirte algo, para ponerte en ambiente. Para quien no lo sepa, “ponerse en ambiente” significa “emborracharse hasta ver guapo hasta al portero” pero dicho de una forma mas fina. Pero claro, tu vas con toda tu buena intención, a pedirte un zumito de naranja, que luego tienes que conducir… y se descojonan en tu cara. Así que te enfadas.
-¡Pues ponme un whisky triple… con guindillas… acido sulfúrico… y dos cubitos!
Y te da una vaso con una cosa verde radioactivo, que rezuma por los bordes, y que como se te caiga una gota al suelo, lo funde. Y como se te caiga ya encima de alguien, lo derrites entero, no le quedan impunes ni los zapatos. Ahora, si te lo bebes, tus amigos lo tienen mucho más fácil para encontrarte: eres un Gusiluz, que iluminas más que los focos de neon. De hecho, eres una mezcla entre un Gusiluz y un Teletubbie, por que se te agujerea el estomago, y parece que te has puesto ahí una tele, la gente puede mirar a través de ti.
Vas andando por la discoteca, pacíficamente, con tu vasito de plutonio radioactivo con kryptonita… y ves que la gente esta moviéndose como si pisasen cucarachas. ¡Ay, no, que están bailando! Esa debe de ser la parte divertida… así que dejas tu vaso radioactivo en el suelo (que provoca que el contenido salga del vaso y se vaya andando el solito) y te pones a “bailar”. O por lo menos, tú crees que estas bailando. El resto del mundo cree que se te ha metido una lagartija en el espinazo y estas intentando que se vaya. Pero tú estas satisfecho con tu forma de bailar, crees que podrías ir a participar en “Mira quien baila”… cuando en realidad, como mucho podrías aparecer en los documentales de la 2 como mono salvaje y además borracho.
Tu estas ahí, pisando brasas, cuando pasa por delante de tuyo una aparición, un milagro, una portada del Interviú en movimiento… es entonces cuando resuenan en tu cabeza las palabras “a lo mejor ligas y todo”… así que decides hablar con ella. Pero lo que fuese que había dentro del vasito no te ha sentado bien, y lo más que atinas a decirle es:
-Oye, guapa… ¿sabes que para tener veintitrés ojos, tentáculos, y una cosa roja en los codos, eres realmente mona?
Lo cual conducirá, inevitablemente, a llevarte un guantazo.
Y no tienes muy claro por que, si en esos momentos te crees un sex symbol, eres el Brad Pitt español. Así que decides ignorar a esa chica, y ojeas la discoteca en busca de alguna más. Pero después dar tantas vueltas sobre ti mismo que acabas estampándote contra el suelo, uno de tus amigos te levanta y te dice
-Tío, vente, que nos vamos a otra disco.
Tú intentas quejarte, pero la cogorza que llevas encima hace que solo puedas poner sonrisa de idiota y decir
-Vale… pero dile a ese gnomo verde que deje de seguirme…
Así que salís de la discoteca… y os recibe el olor a cigarro de las cincuenta personas que hay fumando fuera, que te dan ganas de encender los faros antiniebla.
Varias horas después, ya os habéis recorrido todas las discotecas de la ciudad, ninguno habéis ligado, y tu le has pegado un puñetazo a un portero confundiéndolo con un orco.
Muy completita la noche. Pero ahora toca volver a casa. Y claro, vais los cuatro mas pedos que Alfredo, así que surge la típica discusión
-Conduce tú, anda, que yo me he hecho daño en la mano…
-No, que conduzca otro, que yo tengo sueño…
-Y a mi me esta intentando matar un conejito…
-(Gruñido incomprensible)
Al final, optáis por intentar volver a casa andando, y ya que vuelva el coche por su cuenta. ¡Pero! (Por que siempre hay un pero, y mas cuando vas borracho) para poder volver a casa, primero tienes que acordarte de donde vives, y ahora mismo estas que no recuerdas quien eres. Así que ahí tienes a cuatro borrachos andando sin rumbo fijo por la calle a las 5 de la madrugada. Si llevaseis una pandereta, pareceríais una tuna.
Muchas cosas pasan esa noche, pero sin saber muy bien como, al día siguiente despiertas en tu cama, con una resaca del quince, y con un anillo de casado que no sabes muy bien por que tienes. Pero mira, por lo menos has ligao… ahora, el primer pensamiento que cruza tu mente es “una y no mas”. A la semana siguiente estas otra vez en la discoteca pidiéndote un whisky triple con guindillas y acido sulfúrico, y manteniendo un interesante debate con un unicornio rosa. ¡Buenas noches!

1 comentario: