19 feb 2011

Monólogo: Televisión. (Ey, ¡y solo con seis meses de retraso!)

Vengo hoy a hablar de un tema sobre el que apenas se han hecho chistes, algo de lo que el ser humano apenas comprende y que por supuesto jamás de los más remotos jamases pasará a ser algo vital en la vida de los seres humanos. Voy a hablar de la tele.

La tele es esa cosa que todos tenemos en el salón y que según van pasando los años tiende a ser mas delgadita. Primero uno empieza con una tele de tubo en blanco y negro, luego llegó el color, y luego empezaron a adelgazar, a adelgazar, como si tuviesen una tenia en el Teletexto, hasta llegar a un punto en el que ocupa más el mando a distancia que la propia tele en si. Yo conozco el caso de una persona que cuando sale de casa pone la tele de perfil para que no se vea y así si vienen ladrones no puedan robarlo.

— ¡Tu, que este no tiene televisor!

—Mierda… ¿Qué hacemos, nos conformamos con esa caja fuerte llena de rubíes?

—Quita, quita, no cojas mierdas… vamos a ver si encontramos la casa de alguien normal. Mira que vivir sin tele… este es asesino en serie fijo.

Pero si la tele resulta fascinante por fuera, aun mas fascinante resulta por dentro. Pero vayamos por partes, viajemos para atrás en el tiempo, y situémonos en el día en el que alguien se compra una tele nueva por primera vez. Tu te acabas de independizar, con treinta añitos recién cumplidos, y te estás instalando en tu maravilloso piso, un ático de 15 metros cuadrados sin agua corriente, ni baño (lógico, ¿para que necesitas baño si no hay agua?), y la cocina es una sartén encima de una hoguera, y te das cuenta de algo fundamental: no hay tele. Coges pues el vehiculo, o el patinete de tus sobrinos si no tienes coche todavía, y te plantas en alguna tienda chupi que tenga nombre de tienda de vender teles.

Y ahí llega la primera dificultad: encontrar una tele buena. Porque tu empiezas a mirar teles, con los cartelitos esos debajo que parecen los que se ponen los famosos cuando dan una rueda de prensa para que no se líe la prensa, que es algo que suele pasar muy a menudo.

—Oye, ¿y esta quien era, Esperanza Aguirre o Falete?

—Falete, hombre, ¿no ves que está el cartelito ahí debajo, mordisqueado por las esquinas?

Y ahí estás tu, ojeando cartelitos que parece que están escritos en ruso, con términos incomprensibles como “Full HD”, “1080ppp”, “Precio: 480 €” y demás cosas para las cual te tendrían que dar el manual de instrucciones antes de comprar la tele si quieres entenderlas, y localizas una que te gusta, grande, con mando, botoncitos, y sale Mariló Montero. Cincuenta veces, además. Pero no hay forma de arrancarla de la pared… ¿por qué las pondrán tan fuertes?

Al rato se acerca un amable encargado y te indica que esas teles son de exposición y que las de venta son las que están justo debajo. Gracias a sus indicaciones consigues comprarla y partes raudo hacia el hogar con la tele en brazos (de hecho, se te olvida que habías ido en coche, tal es la emoción del momento).

Una vez en casa, llega otra dificultad más: conectarla. Tú sacas todas las cosas de la caja… miras la tele… miras la cantidad de cables…

— ¿Pero esto que es, para fustigarme?

Parece imposible que en una cosa tan finita se puedan enchufar tantas cositas. Pero si, hay que enchufarlas todas porque si no la tele pues no furula. Y mientras la estás enganchando te encuentras con el mayor enemigo audiovisual para mí, y mucha gente me comprenderá: los cables de colorines. Esos que tienen un pinchito en la punta y luego un cuerpo gordo de un color que tienes que enganchar en un agujerito del mismo color. Esto esta muy bien si eres un personaje de Barrio Sésamo y le estas enseñando los colores a los niños, pero si eres daltónico como yo, puedes probar cuarenta y cinco combinaciones distintas antes de acertar con los cables y los agujeros.

Y una vez conectada, toca sintonizar los canales, porque si no, pues no se ve. Tú al principio esto lo desconoces, y te puedes quedar un buen rato mirando alegremente la nievecilla de dessintonización. Al rato te aburres, cambias de canal, e inevitablemente dices:

—Que monótona se ha vuelto la programación, ¿no? En todos lados hay pelis porno sin descodificar…

Pero entonces llega algún entendido en la materia y te dice que no, que tienes que sintonizarla para que se vea. Que hay que ver, con lo que te ha costado, ya podía venir sintonizadita ella sola.

Vas a sintonizarla, y te encuentras con un menú con dos opciones: Sintonización manual y sintonización automática. Tu, que te mueres de ganas de estrenar la tele de una puñetera vez, le das a automática, y ya la hemos liado, porque la tele sintoniza al buen tuntún y te pone en el canal 1 Antena 3, en el 2 el canal Nou, en el 3 laSexta, en el 4 TVE, en el 5 la 2, en la 6, la 7, la 8, la 9, la 10, la 11, la 12, la 13 y la 14 la teletienda, y luego ya porno. Y encima, para cortarte el rollo, entre canal porno y canal porno te pone Telecinco, que oye, les gusta mucho dar por culo pero no puede ser considerado canal porno.

Y en los canales he de hacer un inciso para comentar algo que me irrita enormemente de la televisión: los canales que tienen muchos canales distintos, como Antena 3 con sus Neox y Nova y Telecinco con la Siete, Telecinco Estrellas, Telecinco Sports, Boing, FDF, GH 24 horas, y ahora también Cuatro, que ya hay que joderse, o eres un cinco o un cuatro, no se puede tener todo en la vida, coño.

Y tu estás viendo alegremente uno de esos canales repes, una peli de suspense por ejemplo, y sin que tu lo sepas en el canal original pasan a publicidad, pero claro, cuando ahí entran en anuncios, en el canal repe también, de lo cual derivan situaciones como esta:

— ¡Tu mataste a mi padre!

—No, yo soy… ¡Míralos, vente ya, todos estos coches, al Súper Garaje van! Por el ascensor todos subirán, tu ya puedes comprobar, si tu coche a punto está, y si además de color quieres cambiar, en el Súper Garaje lo podrás pintar. ¡Súper Garaje de Micromachines, llévatelo ya!

Y en ese momento, realizamos la acción más inteligente desde que compremos la tele: tiramos del cable de la antena y nos quedamos viendo la nieve que llena la pantalla. ¡Buenas noches!

10 feb 2011

Muy Buenos Presagios

Posteada de emergencia porque me siento increíblemente feliz.
Ya he posteado varias entradas sobre lo increíblemente increíble que es Terry Pratchett y alguna sobre lo mucho que me encanta Neil Gaiman… creo que esto segundo no, pero lo digo ahora que nunca es tarde.
El caso es que entre mis obsesiones también se encuentran los MÍTICOS Monty Python (mayúsculas porque son muy míticos), sus películas, el flying circus y varios de sus proyectos posteriores COFhotelfawltyCOF.
El caso es que cuando juntas las tres cosas es algo destinado a ser legen…dario
Y muy legendario, ya que Gaiman y Pratchett años atrás escribieron “Buenos Presagios” el que es mi libro favorito y mi única compañía en la cama… como libro de mesilla, malpensados.
El libro lleva más de dos décadas escrito y la mitad de este tiempo se lo ha pasado rodeado de rumores acerca de una posible adaptación a la gran pantalla llevada a cargo por Terry Gilliam, el miembro americano de los Python que hacía esas animaciones tan divertidas en el Flying Circus.
El caso es que al parecer si va a haber una adaptación a la pantalla, pero será en la pequeña pantalla y será Terry Jones (otro de los Python) el que se encargará del guión.
Por fuentes diversas me he enterado de que la noticia ha sido confirmada por los ya mencionados protagonistas, lo que me ha llevado a un ataque de felicidad que he tenido que rebajar con copiosas cantidades de alcohol y un café descafeinado.
Tendría miedo si fuese otro el guionista, pero ¡in Python we trust!
Solo espero que salga cuanto antes mejor, que esté a la altura del libro y, por Dios, que Azirafel no sea interpretado por Robin Williams!
(no tengo nada en contra del señor Williams, es simplemente que para Azirafel no me pega nada… no, simplemente no)
Bueno muchachada, iré informando conforme sepa cosas… dudo que interese a mucha gente, pero me hace feliz todo esto.