17 sept 2010

Monólogo: Septiembre

Ha llegado la época del año mas temida por trabajadores, estudiantes, y diseñadores de calendarios. Ha llegado Septiembre, y con el, llega la vuelta a los estudios y al trabajo.
Cuando estas de vacaciones, todo parece bonito, todo parece feliz, parece que estas en un idílico paraíso que no va a tocar fin nunca. Y cuando estas feliz en tu paraíso, llega un jefe con corbata que tala los árboles, seca los lagos, y hala, a currar.
El primer momento amargo de esta época es la vuelta al trabajo. Tú llegas a la oficina y parece que se ha muerto el rey. Gente vestida de negro, caras tristes, lagrimas, intentos de suicidio, amenazas de homicidio a gran escala… lo que viene siendo un día normal de septiembre.
Como se supone que tienes que acostumbrarte a eso, pues es lo que vas a tener que vivir el resto del año, decides sentarte en tu sitio y fingir que las vacaciones nunca han existido, que tu no te has movido de tu sitio en todo el verano. Y cuando ya casi has conseguido autoconvencerse a ti mismo, siempre viene alguien esgrimiendo esa frase desgarradora, ese cuchillo de palabras que cercena el alma:
-¿Y que tal las vacaciones?
¿Por qué hacemos esto? Quiero decir, todos hemos vuelto de vacaciones a la vez, ¿Por qué nos puteamos unos a otros en una vorágine de puteamiento?
Yo lo he estado pensando y creo que la única respuesta coherente es que necesitamos ver que el resto de gente esta mas deprimida que nosotros. En el fondo es hasta divertido, puedes ir tomando nota de las reacciones:
“Ya son 12 que han amenazado con prenderle fuego a las fotos, 4 que han mentado a mi familia y dos intentos de agresión.
PD: Recordar ir al medico a ver si puede sacarme la grapadora del estomago, que se la tengo que devolver a Puri”
Sigues, en tu mesa de currante esclavizado, y te pones a revisar el email. Ay, el email, cuantos disgustos causa. Y en cuanto empiezas a leer todos los emails de publicidad que te han llegado durante las vacaciones, esos timos, esos señores ingleses llamándote socio, esas ofertas de viagra… uy, esto no se como ha acabado en “Correo electrónico no deseado”… a la bandeja de entrada, alta prioridad.
Como decía, según vas leyendo mails te va entrando una nostalgia… y una vagancia… por un momento te dan ganas de inundar la oficina, arrancarle el bigote a tu jefe, hacerte una sombrilla con el (por que el bigote de tu jefe es como para verlo) y hacerte a la ilusión de que sigues de vacaciones.
Pero no puede ser. Tu jefe, el del bigote, sabe que estas deprimido, y aprovecha para deprimirte mas.
-Peláez, hágame usted 200 copias a una cara de la Biblia en todos los idiomas en los que se ha traducido.
-Pero jefe, eso no tiene sentido y…
-Por cierto, que buen tiempo ha hecho este verano, ¿verdad? Daban ganas de quedarse ahí para siempre…
Y ahí es cuando entras tu en la depresión chunga y acabas intentando suicidarte tragándote la Biblia… pero no hay forma, si es que eso no hay quien se lo trague. Ni literal ni metafóricamente hablando, así que no tienes mas remedio que hacerle las 200 copias mientras viajas en un mundo de alucinaciones en las que sigues en una playa de arenas blancas cual goma de borrar y los botones de la fotocopiadora son para pedir otro chupito al de la discoteca.
Pero si hay algo mas chungo que volver al trabajo es volver al colegio. Si algún momento quieren ver una peli de terror pero no quieren gastarse un duro en el cine, solo tiene que aproximarse a la puerta de un colegio el primer día de curso. Espectáculo garantizado.
Están desde el niño que se agarra al coche para no entrar al colegio (conozco el caso de un chaval que se agarro tanto al coche que acabo metiéndose dentro. Años mas tarde fue contratado por Pixar para ser el prota de ‘Cars’. ¿O pensaban que todo estaba hecho por ordenador? Ilusos… no existe ordenador capaz de hacer una película así entera y no autoformatearse mientras se estaban escribiendo los créditos) el que pega patadas a sus padres para poder escaparse (futuros campeones de karate, que flexibilidad pillan los condenaos), los que chillan (que acaban ejerciendo puestos de alarma antiincendios, además de ser un excelente sustituto para cuando se rompe la de repuesto) o la niña que escupe vomito verde mientras le da vueltas la cabeza. No, en serio, yo la he visto. Bueno, le daba vueltas a la cabeza de una Barbie y lo que escupía era el zumo del recreo, pero no vamos a centrarnos en detalles nimios.
Una vez en el colegio, como los profesores saben que la vuelta siempre es dura y hay que animarlos, deciden hacer algo divertido para que los niños se lo pasen bien y quieran volver: les ponen un examen, con dos cojones, si señor. Luego se quejan de que los niños vienen traumatizados, normal, los padres intentando tranquilizar a la pobre criatura
-Venga, Laurita, que ya veras como este curso te lo pasas muy bien y haces amiguitos
Y al entrar se encuentra con un señor con bigote que le planta delante un folio en el que tiene que contestar preguntas de cosas que aprendió hace un año y que según le iban diciendo iba olvidando mientras un macarra le tira trozos de goma de borrar mediante un tirachinas fabricado artesanalmente con una goma elástica y las gafas del empollon de la clase.
Y esto en el colegio, pero en el instituto es casi peor… aunque ahí hay una gran diferencia: los que lloran por que no quieren volver no son los niños, son los profesores.
Cuando eres pequeño y se te han acabado las vacaciones, te consuelas pensando que tus padres no solo van a tener que volver a trabajar también si no que te van a estar echando de menos después de haber pasado todo el verano juntos las 24 horas. Una leche en vinagre. Según has terminado de entrar, tus padres ya se han reunido con el resto de padres con hijos de la ciudad para irse al primer bar que encuentren a celebrar que por fin te han vuelto a meter en el rebaño. Como se te haya olvidado algo y tengas que salir, ya no los ves. Y más que llamarlos al móvil tienes que llamar a Lobatón para que los localice.
Pero a mi me gusta pensar que mientras comen, beben, y gritan como cosacos para celebrar la libertad, alguien entre la multitud alza una copa y durante unos momentos reina el silencio mas absoluto, tras lo cual cientos de copas se alzan en un brindis a salud de los profesores, que tendrán que cuidar de sus diablillos durante el año.
Y a su vez, en un colegio cualquiera, las tizas de varios profesores se alzan en un compás mientras sus dueños suspiran viendo al rebaño al que tendrán que enfrentarse otro año.
O igual no.
Buenas noches.

3 sept 2010

¡TOMA!

¡¡¡JODETE, MONO BIDIMENSIONAL!!!