3 dic 2009

Monologo: El apocalipsis

Últimamente, la gente esta un poquito-mucho emparanoiada con la historia esta del fin del mundo, que si en 2012 caerá un meteorito, que si un agujero negro, que si una explosión nuclear… vamos, les falta decir que vendrá un dinosaurio y se nos comerá. Que también es mala ostia, te extingues, resucitas dios sabe como, y lo primero que se te ocurre hacer es comerte a los que te han resucitado. Como sobrevivan, pues se enfadan, y con razón, oye.
Hace relativamente poco (o mucho, depende de cuando estén leyendo esto) ha salido una película sobre el fin del mundo, con efectos especiales a porrillo, que si devastación, que si tsunamis, que si las cosas rajándose, como el jarrón preferido de mama tras ser golpeado con un bate de béisbol… todo muy espectacular. Pero… ¿de verdad que a ustedes les gustaría que, en el ultimo día de existencia de la Tierra…el día en que todo se va a ir a freír espárragos… lo mas que pasase fuese que se agujerease el suelo y que nos cayese agua encima? ¡Eso no es el fin del mundo, es lo que pasa cuando llegas borracho a casa!
Luego hay otros que dicen que en realidad, no se acabara el mundo, si no que habrá una tormenta solar (si es que el clima esta loco, ya hay tormentas en todas partes) que nos dejara sin electricidad varios meses. Flipa. Ósea, nos tiramos de aquí al 2012 acojonados, la gente construyendo Bunkers, los científicos construyendo cohetes para poder escapar, los políticos… tocándose las narices, como el resto del tiempo… y llega el día del juicio final. El día más temido. Lo que se supone que va a ser el súmmum, la repera, la leche en vinagre… y lo único que pasa es que se va la luz. Que como te pille un poco despistao, lo mas que se te va a ocurrir pensar es “¿Yo no había pagado ya la factura de la luz?” Y encima, se va la luz, y a ver a quien se lo cuentas, por que claro, no puedes conectarte al Messenger, ni ponerlo en tu Facebook, ni nada. Uh, que horror… yo casi prefiero lo del suelo rajándose y esas cosas. Por lo menos, mientras esperas a la devastación, te puedes entretener echando un Buscaminas. Aunque, bien pensado… como te envicies a jugar, y justo cuando estés a punto de hacer la partida perfecta, te mueras… ¡a ver a quien le reclamas! Te plantas ahí, frente al primer ángel que veas, yo que se, San portero, y le dices “Oiga, señor con piercings en las alas… ¿le importaría dejarme bajar un segundito otra vez? Es que estaba a punto de terminar de jugar al Buscaminas…”. Pero los Ángeles no son tan comprensivos, no tienen la misma gracia que Dios, y lo más que te puede decir es que con calcetines blancos tú no entras al Cielo. Y te toca irte a la cuarta planta (Moda Joven, Zapatería, y Alas de repuesto) a comprarte unos calcetines negros para poder entrar.
Bueno, volvamos al tema que me disperso, me pongo a hablar de calcetines y se me va el santo al cielo. ¿Saben como seria mi Apocalipsis ideal? Más o menos así:
Tu estas un domingo, tranquilamente, haciendo lo que haces todos los domingos (no levantarte hasta las 4 de la tarde), y oyes un escándalo fuera. Como la tuna, solo que estos no cantan “Clavelitos”, estos chillan. Que bueno, entre un grito de horror, y los berridos de la tuna, tampoco hay mucha diferencia. Te asomas a la ventana a ver quien osa despertarte, y ves: el cielo rojo, cuatro tíos con caballos cabalgando por el aire, casas ardiendo… Lo primero que piensas es “¿Qué leches me fumé yo anoche?”. Te recompones un poco del shock, te das cuenta de que lo que estas viendo no es una alucinación debida a productos psicotrópicos (aunque si que sospechas del elefante rosa que te esta preparando unas tostadas), y decides salir a la calle a preguntar que pasa. Así que te pones una chaquetita, que en el Apocalipsis fijo que hace frío, y te acercas inocentemente a un guiri, que debe de haberse tostado mucho al sol por que esta rojo, y que lleva un tenedor gigante. Antes de hablar, tu cerebro (el poco que has conseguido hacer funcionar, recordemos que es Domingo) se pone en marcha, y unes conceptos: rojo… un tenedor gigante… destrucción… cuernos… ¡Anda, ha venido a visitarnos… Papa Noel! Y ha adelgazado y todo para este día tan especial… lo que no se yo es que pinta Papa Noel en el Apocalipsis… ¿estará de visita?
Viendo el nivel de los invitados, decides acercarte a Papa Noel para preguntarle por que, cuando tenias 6 años, le pediste todas las videoconsolas del mercado, una tele de plasma, un coche, una moto, una lancha motora, un perro, un gato, y un hermanito, y te dejo una peonza y un cuadernillo Rubio para mejorar tu ortografía. Así que te acercas a preguntárselo… y a los diez minutos estas corriendo por la calle con el Diablo corriendo detrás intentando ensartarte con el tenedor como si fueses una albóndiga. Y a todo esto, el Apocalipsis sigue su curso, con los tipos de los caballos (que deben de ser Dartacan y los Tres Mosqueteros, pero ya jubilados) destrozándolo todo, el mundo ardiendo, la gente chillando, la tuna cantando “Clavelitos”… vamos, hay mas ambientazo en el Apocalipsis que en la discoteca de tu pueblo un sábado noche. Y tienes mas oportunidades de ligar, por que con esto de que el mundo se acaba, las chicas ya no están en condiciones de rechazarte. Y si lo hacen… oye, igual hay alguna diablesa por ahí sin nada mejor que hacer.
Bueno, consigues que el Diablo deje de intentar convertirte en un colador, y como has visto que tiene muy mala leche, decides que tú ahí no quieres estar, que mejor te vas al Cielo. Pero en el Cielo, aparte de no dejarte entrar con calcetines blancos, tienen otra regla: si has sido mala persona, no entras. Y claro, si eres la persona perfecta, que ayuda a las abuelitas a cruzar, que dona dinero a todas las ONG, que tiene apadrinados 135 niños y un mono… pues te reciben en el cielo con alfombra roja y todo. Pero ¡ay amigo!, como hayas sido un desgraciado total, tienes que apañártelas para convertirte en la persona mas buena del mundo durante el poquito tiempo que le queda al mundo al no ser que quieras irte pa abajo con el tío del tenedor gigante. Y claro, durante el Apocalipsis, las abuelitas son capaces de cruzar ellas solas las calles… y a una velocidad que te cagas además. Yo las he visto el primer día de Rebajas, y eso es bestial, las ves paseando tranquilamente, con su bastoncito, a tres pasos por minuto, que le va adelantando un caracol… y en cuanto oye “¡Rebajas!”, suelta el bastón, se arremanga las medias, y sale corriendo a tal velocidad que rompe la barrera del sonido y todo. Si ustedes un día están en casa, y oyen “¡Bang!”, no ha sido un petardo, ha sido una abuela corriendo hacia las rebajas.
Así que esa posibilidad para ser buena persona queda descartada. Las ONG también cierran por Apocalipsis, así que descartado también. Así que no se te ocurre nada mejor que ir a una iglesia a confesarte, que te perdonen de todos los pecados y tal, y hala, entras al Cielo aunque sea por la puerta de atrás. Sin embargo, no es tan fácil. Primero, tienes que encontrar una iglesia que siga entera, por que no se yo que manía le tiene el Diablo a las iglesias, pero las destroza. Y cuando la encuentras… eso parece una fiesta de Halloween. Los crucifijos dados la vuelta (que como se le suba la sangre a la cabeza a Jesucristo veras, a ver luego como hace milagros), los cuadros sangrando, la gente murmurando en voz baja…
Vas bordeando las multitudes de gente hasta llegar a donde esta el cura. Y aquí hay dos posibilidades: si has cometido pocos pecadillos, pues mira, la confesión es rápida y ya te puedes morir a gusto. Pero como en vida hayas sido un cabron total… entre la confesión, y luego la penitencia, te mueres antes de acabar, y claro, te toca ir al Infierno por no saber rezar rápido.
Bueno, pongamos que has sido una persona más o menos decente, y consigues que el cura te perdone. Vale, ya eres una buena persona, puedes morirte. Así que sales a la calle otra vez, buscando al tío del tenedor gigante, y te lo encuentras luchando contra Dios en plan lucha de Star Wars: el Diablo con el tenedor, Dios con un bastón, que no sabes si es Dios o Gandalf, el de El Señor de los Anillos… y claro, a ver como te vas a meter tu en medio “Oigan, ¿les importaría matarme? Es que esto del Apocalipsis se esta extendiendo mucho y yo he quedao” así que te quedas esperando a ver que pasa. Y como gane Dios… chungo. Por que revierte el Apocalipsis, hace que todo vuelva a la normalidad, y te quedas ahí tu, con un domingo desperdiciado, cansado de haberte recorrido toda la ciudad en busca de una iglesia, y sin garganta después de haberte tirado media hora rezando. Te dan ganas de ir a buscar al del tenedor y decirle “tío, las cosas no se dejan a medias, o nos matas a todos, o no empiezas el Apocalipsis, pero no juegues con las esperanzas de la gente, que quedas fatal.”
Pero bueno, peor seria que gane el Diablo, por que entonces, por muchas penitencias y cosas que hayas hecho, te toca irte al Infierno, por que claro, Dios no esta para admitir a más gente después de haberse llevao una paliza. Así que hala, pillas las escaleras y vas bajando, vas bajando, vas bajando, vas bajando… que ya podían haber puesto un ascensor o algo. Después de haberte bajado 140 pisos, llegas al Infierno, y hala, te toca tirarte toda la eternidad en un asador gigante, que encima no hay ni pollo asado pa comer, y encima con el tío del tenedor gigante rondando por ahí. Y encima, te tiras la eternidad aburrido perdido, por que en el Cielo puedes tocar el arpa, escupir para abajo y decir que es el diluvio universal… pero en el Infierno, ¿Qué haces? ¿Broncearte? ¿Tirarle la pelotita al perro ese de tres cabezas que tienen en la puerta del garito?
En fin, para ir despidiendo, recuerden: Hay que ser buena persona, que si no te piílla el Apocalipsis, y pasa lo que pasa. No hay que confundir al Diablo con Papa Noel. Y si van por una calle, y oyen que alguien grita “¡Rebajas!”… ¡tengan cuidado, por que podrían ser atropellados por una abuelita! ¡Buenas noches!

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