8 may 2010

Educacion

Hoy, despues de un agradable dia de playa, he ido junto a parte de mi familia a dar un paseillo por un centro comercial cuyo nombre no mencionare. Mientras haciamos cola en una perfumeria, dos chavales, uno de unos siete años y otro de cinco o seis, calculo yo, han pasado corriendo por los pasillos del establecimiento, tirando todas las cosas de las estanterias, empujando el carricoche de mi sobrina de forma que casi la tiran, y han seguido corriendo despues de dejarlo todo como si hubiese pasado un huracan. Minutos despues, hemos vuelto a parar en otra tienda, y ahi estaban los niños otra vez. El mayor ha empujado al pequeño al suelo y ha empezado a pegarle patadas, tras lo cual el pequeño ha empezado a llamarle (y cito textualmente) "chupapollas", a lo que el mayor ha reaccionado arañandole la cara a lo bestia, mientras la madre los observaba riendose mientras comentaba lo bien que se lo pasaban.

Cuando veo cosas asi, se me quitan las ganas de traer niños al mundo.
De hecho, se me quitan las ganas de que hayan niños asi en el mundo. Aunque la culpa no es de los niños, es de los padres por no pegarles una colleja bien dada a tiempo.
Y si no hubiese tenido las manos ocupadas, igual se la habria pegado yo.

Con lo bonitos que son los tamagotchis...

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