14 feb 2010

Monólogo: San Valentín

Ya ha llegado San Valentín. El día mas deprimente del año para la gente que, como yo, estamos condenados a estar solteros de por vida. Lo mas que tengo yo que celebrar yo hoy es que es el santo de una amiga. (Felicidades, Valen) Normalmente suelo ser optimista, pero ya os digo que este día me pone depre. Y para un día tan especial, tenemos un monólogo especial. Bienvenidos a “24 horas de sufrimiento. San Valentín para solteros”
Cuando te despiertas, San Valentín parece un día normal. En cuanto pones la tele y empiezan a bombardearte con anuncios de “¡El día mas especial! ¡Compre tarjetas para su pareja! ¡Compre flores para su pareja! ¡Compre Viagra para hacer feliz a su pareja!” ya sabes que no va a ser un día normal. Bueno, la viagra la anuncian todos los días en el canal tele tienda, esto no es nada nuevo. Que conste que a mi me lo han contado, no me paso las noches viendo la tele tienda en busca de algún cacharro que me haga parecer mas alto. ¡Y no diré nada más si no es en presencia de mi abogado!
Bueno, habíamos quedado en que estabas intentando sobrevivir al bombardeo de anuncios romanticotes. Desayunas como puedes (intentando dejar de imaginarte que la galleta tiene forma de corazón. Si, San Valentín causa alucinaciones en los solteros) y sales a la calle dispuesto a ir a trabajar. Y te arrepientes de no haber salido con la corbata anudada alrededor de los ojos, por que mires a donde mires, ves que todo el mundo tiene pareja menos tu: una pareja de niños corriendo por ahí, unos novios morreándose en el parque, dos perros paseando juntos, dos contenedores ardiendo, uno al ladito del otro… todo emparejado. Menos tú, que te ves como fuera de lugar, como si no pintases nada en ese caminito de la felicidad. Estas tan depre que te entran ganas de disfrazarte de Teletubbie para ver si alguien te abraza. Aunque contando la fama que tienen los Teletubbies… más que abrazarte, igual te proponían ser el pregonero el próximo día del orgullo gay. Descartas la opción del disfraz y sigues andando hacia tu trabajo, cada vez de mas mala leche. Cuando ya estas apunto de llegar, ¡zas!, sin previo aviso se te planta una china vendiendo “losas pala tu paleja”. Durante un momento, te planteas hacerle tragar las rosas, pero de repente, te viene a la cabeza Jackie Chan, y decides estarte quieto. Igual la china es su prima… y toda prima tiene su primo Zumosol.
Llegas al fin al trabajo, y ahí es cuando te entran ganas de ir a buscar a la china para que llame a su primo y le pegue dos hostias al jefe. Toda la oficina, pero toda, esta llena de cositas para las parejas: corazoncitos pegados en las paredes, muerdago en el techo, buzoncitos en las mesas, una maquina de condones en el baño…
Te sientas en tu mesa, y ahí es cuando reparas en el buzón color “rosa superosea” que te han plantado en la mesa. Ahí es cuando dices “¿Esto que es, para que le pida una novia a los reyes magos? Si no me la han traído las ultimas 45 veces que se la he pedido, ¿Por qué me la iban a traer hoy?”. Pero no, resulta que es por si los demás te quieren echar ahí una tarjetita. Estupendo. San Valentín, un frío de cojones en la calle, la china de las rosas, corazoncitos por todos lados, y ahora encima tienes que aguantar como los buzones de tus compañeros están a rebosar de tarjetas, mientras que tu estas aprovechando el tuyo para guardar los clips. Tienes tantas ganas de que echen algo ahí dentro que cuando tu jefe te trae unos documentos para que se los firmes, le haces meterlos en el buzón para que tu puedas recogerlos. Y entonces, viene el súmmum, el acabose: la puerta se abre, y entra un pringao disfrazado de Cupido, con sus alitas, su toga, y su escarcha por ir solo con una toga cuando en la calle estamos a -5 grados, y empieza a lanzar flechas de goma espuma a la gente. Eso si, en cuanto se dispone a lanzarte una a ti, lo miras con cara de “Como me tires una flecha arranco el buzón de la mesa, te lo rompo en la cabeza, hago que te tragues el arco, las flechas, las rosas de la china y hasta a la china” y se le caen hasta las alas.
Llega por fin la hora de salir. Al principio piensas “¡al fin podré ir a casita a comer chocolate!” pero no, por que siempre hay algún cabron que dice
-¡Ey, vámonos a tomar algo!
La madre que lo parió. Y claro, por no quedar como el borde de la oficina, tienes que ir con ellos a un bar, que fíjate tu por donde, también lo han decorado con motivos San Valentíneros. Hay corazones dibujados en los platos, al borracho de la esquina lo han cubierto de rosas, que no sabes si es San Valentín o su funeral, y te dan un pedacito de muerdago junto a la cerveza “para que te de suerte y ligues antes”. Te dan ganas de estamparle el vaso en la cabeza y decir
-¡Tranquilo, es para que te de suerte y te emborraches antes!
Llegan las tantas de la noche, y es hora de volver a casa. Y esta es la parte mas chunga, por que para llegar a tu casa hay cinco parques donde puedes ver a los canis de botellón, morreándose ahí tan felices ellos… y hasta te dan envidia, los desgraciaos. Te sientes tan solito que estas por ir a buscar a la china e invitarla a tomar algo. Y a su primo el Jackie también si quiere.
Al final, acabas en tu casa, viendo ‘Titanic’, comiendo chocolate, y abrazado a tu perra. Para que te haga compañía. SOLO compañía. Los depravados que se hayan imaginado otra cosa, abandonen el blog.
Eso si: cuando al día siguiente, alguien te pregunte
-¡Ey! ¿Qué hiciste en San Valentín?
Tú siempre, siempre, siempre dirás:
-Pues ligar, ¿Qué voy a hacer si no?
Así que recuerden: compren cantidades inmensas de chocolate, traten bien a las chinas de las rosas, y no se metan con el pobre Cupido. No es culpa suya, es el arco, que le falla más que una escopeta de feria. ¡Buenas tardes, y feliz San Valentín!

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