25 oct 2010

Monólogo: Mensajes publicitarios

Vuelvo a tratar hoy un tema controvertido pero necesario. Un tema del que todos somos participes y del que es necesario hablar pese a que pueda molestar a algunas personas.

Tengo que hablar, como ya se habrá supuesto el avezado lector… o el que haya leído el titulo del post, de los mensajes de móvil publicitarios.

Los mensajes publicitarios son el mal digital, son un demonio compuesto por ceros y unos. Destruyen familias enteras, siembran el caos allá por donde van y provocan el lanzamiento indiscriminado de móviles por la ventana al llegar a altas horas de la madrugada.

Además, son fatales para la autoestima. Tu estas tranquilamente en casa, realizando tus quehaceres diarios (leer el periódico y jugar a los marcianitos en el móvil) y de repente oyes el alegre tintineo (o el escandaloso ruido, depende del tono que tengas) proveniente del móvil que te informa de que te ha llegado un mensaje. Tu, henchido de orgullo y alegría por que alguien se ha acordado de que existes y ha decidido escribirte, coges el móvil, lo desbloqueas después de siete intentos por que da muy poco tiempo y siempre se te olvida si la tecla “asterisco” es la que tiene un asterisco dibujada o la que tiene un 2, entras en menú, mensajes, bandeja de entrada… y se te queda el móvil sin batería. No pasa nada, lo ponemos a cargar, encendemos, introducimos pin, pin incorrecto, introducimos pin otra vez, pin incorrecto, buscamos la tarjetita donde tenemos apuntado el pin, como no lo recordamos intentamos ponerlo de memoria otra vez, pin incorrecto, tarjeta bloqueada hasta que introduzcamos el PUK.

Y he aquí he de hacer un inciso para informar de que el código PUK es otra de las encarnaciones del mal. ¿Para que existe? Su principal función es que lo mandemos a la mierda cuando nos lo piden. De ahí su nombre: PUK, PUñetera Kaca. Si, esta mal escrito, pero si no no había chiste. Y aun así no tiene gracia, pero algo hay que hacer. Continuemos.

Después de localizar la tarjetita del PUK, tirarte diez minutos para meterlo por que tienden a ser largos y complejos, mirar el PIN, meterlo, esperar a que encienda el teléfono con esa musiquita ratonera y, si tienes cámara, verte a ti mismo con cara de “¡TIO, TIO QUE GUAPO, QUE ME PUEDO HACER UNA FOTO Y QUE SALGA CUANDO SE ENCIENDE!” y que por fin se encienda del todo, vuelves a menú, mensajes… y claro, con la emoción te empiezan a temblar las manos, se te resbala el botón, y entras en “bandeja de salida”. Sales, pero le das más veces de la cuenta al botón y acabas apagando el teléfono otra vez. Aquí ya es probable que te estés cagando en todo lo existente en este y otros universos y te estén entrando ganas de mandar a la mierda al mensaje y al que lo escribió, pero, haciendo un acopio increíble de paciencia, consigues volver a llegar al menú de mensajes, y esta vez si, mensajes, bandeja de entrada, ultimo mensaje recibido, abrir mensaje, suena el Aleluya de fondo, hay ángeles saltando alrededor, en ese momento ves guapa hasta a tu suegra que pasa delante de ti con cara de “¿Qué hace este gilichorras babeando encima del móvil?”, el mensaje se abre y…

“Movifonirange informa:

Este mes, por la compra de un móvil, llévate de regalo un politono a elegir entre toda la discografía de El Dúo Dinámico interpretada por el Demonio de Tasmania y el Pato Donald. ¡No dejes pasar esta oportunidad!”

En ese momento, eres un torbellino de sensaciones. Paso a relatar, con una bonita lista de guiones, lo que opinan diversas partes de tu cerebro:

-“QUIERO MATAR”

-“¿Podré rajarme las venas con la tarjeta del móvil y no perder la permanencia?”

-“¡Ostia, tío, que guapo, ostia tío tío tío ostiaaaaa! ¡El Dúo Dinámico, tío! El final, del verano, llegó, y tu partirás, tralara lara…”

(El autor se ve obligado a reconocer que esta es la única canción del Dúo Dinámico que se sabe, y encima no se la sabe entera. Así mismo, promete documentarse la próxima vez que se ponga a escribir un monólogo.)

Lo más probable es que quieras estampar el móvil contra la pared hasta que se convierta en polvo… la pared, entrar en casa del vecino, robar las llaves de su coche, ir a las oficinas de Movifonirange y montar una masacre. ¡Mal! ¡Mal! La venganza es un plato que se sirve frío, como los boquerones en vinagre.

Tienes un móvil. Tienes el número de Movifonirange. Y tienes mucha mala ostia.

Es hora de darles a probar su propia medicina… y si no funciona, pues ya le darás con el botiquín en la cabeza.

Lo único que tienes que hacer es montar tu propio servicio de mensajes plastas. Algo en plan…

“Pepe informa:

Hace sol. Probablemente luego también haga sol. En caso de que luego no haga sol, es que lloverá.”

“Pepe informa:

¡No dejes pasar la oportunidad de tener el politono deseado por todos! ¡Si quieres el gran éxito “Pepe cantando “Europe living a celebration” en la ducha borracho” envía PEPE espacio CELEBRATION al 222!”

“Pepe informa:

Estimados señores de Movifonirange, les agradecería que les dijesen a los matones a sueldo que enviaron para romperme la mano y que no pudiese seguir mandando mensajes que ya que me han obligado a escribir con la nariz y por ende han terminado su trabajo, suelten mi Playstation.”

Así, en un plazo de unos dos a tres años, calculo yo que te dejarán en paz. Y si no… botiquinazo en la cabeza.

Hay mucho listo por ahí suelto que dirá “¿Y no es mas fácil cambiar de compañía a una que no te mande mensajes?”

Amigo mío… si encuentras una compañía que no envía mensajes… es mala compañía. Y recuerda lo que te dijo tu madre, nada de juntarse con malas compañías… que seguro que se ponen en la puerta de los colegios a repartir politonos con droga por Bluetooth.

Así que recuerden: no se ilusionen con los mensajes, tengan paciencia, y el autor les informa que si desean una fotografía suya firmada nada mas que tienen que mandar GARABATEAME espacio CHULAZO al 2308.

¡Buenas noches!

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